Comprendernos a Nosotros Mismos
por el Ven. Piyadassi Thera
El meditador que obtiene una profunda concentración de la mente por medio de la atención a la inspiración y a la espiración, dirige luego su pensamiento a la meditación de la visión cabal (vipassana bhavana). Vipassana o visión cabal significa comprender las cosas tal y como son realmente, es decir, ver la naturaleza impermanente, insatisfactoria e insustancial (ausencia de un yo) de los cinco agregados del apego [1]. Hablando llanamente, es comprendernos a nosotros mismos. No nos resulta fácil comprendernos a causa de nuestros conceptos erróneos, ilusiones infundadas, perversiones y ofuscación. Con el vipassana se intenta eliminar la ilusión (maya), los conceptos (paññatti) y las perversiones (vipallasa), y vernos como realmente somos.
Cuando el meditador ha avanzado en la meditación que consiste en la observación de la respiración, cuando su mente se ha calmado suavizando los impedimentos, puede ver la naturaleza impermanente de su propia respiración, sus altos y bajos como las olas del mar. Luego, basándose en la impermanencia de la respiración se esfuerza por comprender la naturaleza impermanente de los cinco agregados del apego. El análisis del que llamamos "ser" en sus cinco agregados siempre cambiantes, le hace patente que no hay nada permanente, nada que se conserve eternamente en ese llamado ser, ese proceso de mente y cuerpo. También hay que prestar atención a los factores de iluminación [2]. Se analiza el dhamma atentamente; dhamma significa aquí el propio cuerpo y la propia mente. Para esto, para tener una imagen clara del funcionamiento de los factores mentales, para superar lo perjudicial y mantener los pensamientos provechosos, se necesita determinación y el esfuerzo cuádruple [3]. Si el meditador actúa con celo incansable analizando la mente y el cuerpo, viendo con visión cabal lo que hay más allá del ojo desnudo, surge la alegría pura.
El cambio o impermanencia (anicca) es la característica esencial de la existencia fenoménica; no podemos decir de nada, ya sea animado o inanimado "esto es permanente", porque el tiempo que tardamos en decirlo ya ha cambiado. Los agregados son compuestos y condicionados, y por tanto sujetos siempre a la ley de causa y efecto; la mente y sus factores cambian incesantemente e igual de incesantemente cambia el cuerpo físico momento a momento, aunque a una velocidad más baja. "Aquel que ve con claridad que los agregados son impermanentes, tiene recta comprensión" [4].
El Buddha nos da cinco ejemplos comparativos muy notables para ilustrar la naturaleza impermanente de los cinco agregados del apego. Compara la forma material o cuerpo a un montón de espuma, las sensaciones a una burbuja, la percepción a un espejismo, las formaciones mentales o actividades volitivas con un tronco de banano que no tiene médula, no tiene madera, y la conciencia a una ilusión y pregunta:
"¿Qué esencia, monjes, puede haber en un montón de espuma, en una burbuja, en un espejismo, en el tronco de un banano, en una ilusión?"
Y continúa diciendo:
"Cualquier forma material ya sea pasada, futura o presente, interna o externa, burda o sutil, elevada o grosera, cercana o lejana, es vista por el meditador, medita sobre ella y la examina con atención sistemática y sabia (yoniso manasikara) y al verla, al meditar sobre ella, y examinarla con atención sistemática y sabia, halla que está vacía, no tiene sustancia ni esencia. ¿Qué esencia, monjes, puede haber en las formas materiales?"
El Buddha se expresa de la misma manera del resto de los agregados y pregunta:
"Monjes, ¿qué esencia puede haber en las sensaciones, en las percepciones, en las formaciones mentales y en la conciencia?" [5].
Así observamos que se accede a una escala más avanzada de pensamiento cuando se analizan los cinco agregados del apego; el vipassana comienza a trabajar, y es gracias a esta visión cabal que captamos la verdadera naturaleza de los agregados y la vemos a la luz de los tres signos o características (ti-lakkhana) impermanencia, sufrimiento o insatisfactoriedad y ausencia de un yo. El Maestro lo explica así:
"Monjes, los cinco agregados son impermanentes (anicca), todo lo que es impermanente es dukkha, insatisfactorio; eso no es mi yo. Por tanto debe ser visto con sabiduría perfecta (sammappaññaya) como realmente es. Aquel que ve con sabiduría perfecta, sin codicia en su mente, está libre de corrupciones, está liberado" [6]. Nagarjuna se hace eco de estas palabras cuando dice: "Cuando la noción de un atman, yo o alma cesa, cesa también la noción de 'mío' y uno se libera de la idea de yo y de mío" [7].
No son solamente los cinco agregados los que son impermanentes, insatisfactorios y sin un yo, sino que también las causas y condiciones que producen los agregados son impermanentes, insatisfactorias y sin un yo.
Realmente sólo vivimos por un momento, y el momento siguiente es otra vida. Así pues, la duración de la vida, en última instancia, es solamente un momento. Se alude a esto como la "instantaneidad de la vida". Algo vive y algo muere a cada momento. Hoy es el mañana del que hablábamos ayer. Una mente no referida al pasado ni al futuro es capaz de vivir con claridad y razón en el mundo.
La esencia de la meditación vipassana está en la experiencia, no en los sermones ni en los libros sobre meditación, aunque tengan sus beneficios. No dependas de ninguna meta ni resultado de la meditación. es una práctica que hay que realizar sin apego a nada material, mental o espiritual, porque todas las cosas decepcionan cuando nos apegamos. Estate siempre vigilante y atento. El Satipatthana Sutta repite la frase: "Vive independientemente, sin apegarte a nada en el mundo". Este es el resultado que obtiene un meditador.
Acerca del Autor
El Venerable Piyadassi Maha Nayaka Thera (1914-1998), monje cingalés ordenado en 1934, es una notable autoridad en el Buddhismo Theravada. Es autor de más de sesenta obras; entre ellas: "The spectrum of Buddhism", "The book of protection", "El Antiguo Sendero del Buda" y "Budismo, un Mensaje Vivo".
Notas
[1] Cuerpo, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y consciencia.
[2] Los siete factores de iluminación (sattabojjhanga): atención, investigación del dhamma, energía, rapto, calma, concentración y ecuanimidad.
[3] Prevenir y abandonar los estados mentales perjudiciales, y desarrollar y mantener los provechosos.
[4] Samyutta Nikaya III, 51.
[5] Samyutta Nikaya III, 140.
[6] Samyutta Nikaya III, 44.
[7] Madhyamikakarika XVIII, 2.
Piyadassi Thera, "Meditación Budista"; Cedel, Barcelona, 1986. Adaptación: Alejandro P. de León; Buenos Aires, 2001.